La tragedia y el humor han sido circunstancias
profundamente sentidas en la sociedad y desde hace mucho tiempo fuentes de
inspiración artística. La frecuencia de tales inspiraciones, así como su
valoración social, han estado fuertemente influenciadas por los testimonios de
diferentes sujetos y la orientación de los códigos culturales, que cada artista
ha empleado para materializar la búsqueda incesante de la felicidad y los problemas
que sorteamos en la cotidianidad.
En el análisis de estas relaciones la obra de Iván Navarro
nos coloca ante un escenario donde confluyen un sin número de historias que
señalan el derrumbe social, la recuperación de la memoria y su nostalgia ancestral,
como también, la transformación acelerada de la sociedad justificada por la
conquista del placer.
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